jueves, 5 de mayo de 2016

Educar en tiempos de ciberculturas. Acerca de los desafíos de formar docentes en clave de cambio




Me encuentro cursando un seminario virtual de producción de contenidos y ambientes digitales educativos. Las lecturas que vengo realizando me interpelan especialmente como formadora de docentes, en especial porque se plantea como un desafío y también como una cuestión algo dilemática: cómo subvierte la formación docente esta transformación cultural, este pasaje a una sociedad líquida donde claramente la relación el conocimiento se ha modificado.



¿Cómo formar a las nuevas generaciones docentes en este nuevo contexto cultural, en tiempos de web 2.0, en tiempos de DG (después de google), de inteligencia colectiva, de sujetos que no sólo se comunican de otro modo, sino que se ven atravesados en sus producciones culturales diarias por las redes telemáticas/informáticas?
¿cuáles son las nuevas mediaciones (Ferry, G.) que se ponen en juego en la formación docente? ¿cómo formar a los futuros educadores en estos tiempos donde la alfabetización digital supone la adquisición de competencias digitales que aún los formadores no hemos desarrollado o que tampoco manejamos con eficacia?


Hace unos años cuando cursaba el último año del profesorado de Ciencias de la Educación, un profesor nos dijo, “el cambio constante en el conocimiento vino para quedarse, todo esto que ustedes estudiaron ya es obsoleto” Y no se equivocaba, lo más cercano a las TIC en mi formación fue trabajar con procesadores de texto, planillas de cálculo y alguno que otro se animó al powerpoint, de puro curioso nomás. Lo cierto es, que si bien ya pasaron varios años de mi egreso (2006) la forma de trabajar/procesar/abordar la información, de pensar el conocimiento, de considerarlo válido - en la academia y en las escuelas-, sigue siendo desde racionalidad moderna lineal, estática, enciclopédica, en el mejor de los casos, se contempla una interpretación procesual de los aprendizajes. Las instituciones que tradicionalmente, dentro de sus paredes, transmitieron el conocimiento, siguen estando muy alejadas del modo de socialización que plantean las redes telemáticas, donde el hipertexto instala otros modos no solo de aprender, sino de producir conocimiento, donde la lectura se complejiza, y nos acerca a la producción de un conocimiento que se alimenta de otros textos (imágenes, videos, sonidos) resultados híbridos, densos simbólicamente (Barbero) y líquidos, en el sentido de que su durabilidad también es mutable.


El que no sabe, pierde.


La intensa relación que se establece con computadoras, programas, celulares, etc., está cambiando la forma en que pensamos, sentimos, nos vinculamos con los otros y leemos el mundo.  (Kantor, D 2008: 43) Estos fuertes intercambios virtuales establecen una nueva sensibilidad/ subjetividad, otra forma de ser sujetos: de resolver nuestros problemas, de expresar nuestras emociones, de comprar ropa, libros, calzado y cualquier objeto que se nos ocurra, de pensarnos, de manifestar ideas y producir conocimiento.


Quizás las respuestas que empiezo a ensayar, como hipótesis a partir de las reflexiones que se abren juego en este proceso formativo, tengan que ver con que, la tarea a asumir como formadora es compartir estas preguntas, estos ensayos y experimentaciones con mis estudiantes, esta horizontalidad que plantea la cibercultura. Si hay algo que he aprendido gracias a mis alumnos de secundaria es que la intuición, la experimentación son actitudes sumamente necesarias para adentrarnos en el ciberespacio. “Yo lo hice así, pero también se puede hacer de esta forma”. Las nuevas competencias que demanda la alfabetización mediática fundan valores de solidaridad, colaboración, cooperación, pero también requiere del rol adulto que oriente en el desarrollo de competencias vinculadas a la ciudadanía digital: la autonomía, la reflexión crítica, la responsabilidad.


Al decir de Adell,J. entonces los nuevos docentes, deberán ser formados en el desarrollo de estas competencias, y esto implica poner las manos en la masa, aprendemos usando, resolviendo, construyendo normas y desarrollando el buen juicio en un ejercicio activo de esa ciudadanía


“... ocurre que somos (nada más y nada menos) responsables de la educación de adolescentes y jóvenes, y portamos unas experiencias y una formación que muchas veces –aunque no siempre, por cierto– nos permiten advertir algunas cosas que creemos son valiosas para ellos/as y otras que no les convienen tanto. Tenemos la responsabilidad, entonces, de generar entornos en los cuales puedan no solo sostener o revisar lo que eligen y lo que hacen, sino también conocer, querer y poder elegir otras cosas. Es en esa serie de diferencias, como señala Hassoun (1996), en donde inscribimos aquello que transmitiremos. La función de transmisión, de mediación adulta en la apropiación de la cultura por parte de los jóvenes, es dar cuenta del pasado y del presente; no solo del pasado, no solo del presente” (Kantor, D. 2008: 41)




1 comentario:

  1. Como dice Begoña Gros Salvat "Los profesores que formemos se van a encontrar con alumnos que pertenecen a una nueva generación, una generación digital en la cual la información y el aprendizaje ya no está relegada a los muros de la escuela ni es ofrecida por el profesor en forma exclusiva".Considerando tu preocupación por la formación docente te propongo co-construir cambiando el dilema por proposiciones que establezcan una relación desde la conjunción:
    -La sociedad(la escuela) 1.0 y la sociedad 3.0.
    -Modo de aprendizaje download y aprendizaje upload.
    -Docentes profesionales de la educación y Knowmads.
    La conjunción une... en la complejidad y habilita una mirada multi, inter y transdisciplinar.

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